Brasil, junto con Venezuela, son los dos países de América del Sur cuyas economías se vieron recrudecidas en 2015. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) dice que el año que pasó el PIB descendió alrededor del 3,5% en el país de habla portuguesa “debido a la marcada caída de la inversión y el menor consumo de las familias, a lo que contribuyó la elevación de la tasa de desempleo en las principales regiones metropolitanas del 4,7% al 7,9% en 12 meses hasta octubre”. Para este año 2016, la perspectiva es negativa, pues la Cepal pronostica una contracción del PIB del -2%.
En esa nación, conocida por su fútbol, su carnaval y sus garotas, el índice de precios al consumidor subió más de un 10% en el último año. La Cepal indica que esto se debió a una “fuerte depreciación de la moneda nacional y del incremento de los precios de la energía y los combustibles”.
El gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, reelecto en 2014 por un nuevo período de cuatro años, cambió en 2015 la dirección de la política económica con el objetivo de recuperar el superávit primario fiscal y controlar la expansión de la deuda. Además introdujo reformas en materia laboral y de seguridad social, así como en algunos sectores productivos. Aumentó las tasas de los impuestos y contribuciones sobre los productos industrializados y sobre las ganancias, además aplicó reglas más restrictivas para el acceso a los beneficios de la seguridad social.
Indicó la Cepal que debido a los menores niveles de producción, ventas, empleo, sueldos, importaciones y operaciones de créditos, toda la estructura tributaria percibió una caída de la recaudación, que alcanzó el 5,4% en términos reales entre enero y octubre de 2015, en comparación con el mismo período de 2014.
En 2015, la medida más importante que tomó el banco central para restringir la expansión de la moneda y el crédito fue el alza de la tasa de interés del 11,75% al 14,25%. Las tasas medias de los préstamos a empresas subieron al 21,5% y las aplicadas a personas naturales al 38,7%. Asimismo, los bancos privados restringieron los créditos y los bancos oficiales los acompañaron, disminuyendo también las operaciones crediticias.
Asimismo, la tasa de inflación hasta noviembre de 2015, medida por el índice de precios al consumidor amplio, fue del 9,6% acumulado en el año y del 10,5% en los últimos 12 meses, los niveles más altos desde 2002 según la Cepal. El aumento de la inflación se debió a la política de revisión de los precios de la energía y los combustibles ejecutada en el inicio del actual gobierno, con incrementos del 50,4% en la energía residencial, del 22% en el gas de cocina y del 18,6% en la gasolina. Esto generó el aumento de todos los productos: transporte, alimentos, vivienda y otros. Esto además se produce a la vez que se presenta una disminución de los sueldos reales de 3,3% en el año.
La Cepal concluye que en 2016 el escenario es poco optimista: “Las dificultades en el escenario político, la incertidumbre sobre la implementación de medidas fiscales, el poco impacto que tuvo en la inflación la política monetaria de altas tasas de interés, junto con la volatilidad cambiaria y la falta de dinamismo del comercio exterior, componen un ambiente arduo para la toma de decisiones, tanto por parte de los inversores como de los consumidores, en relación con compromisos de mediano y largo plazo”.
Por esa razón, bitcoin sigue siendo una alternativa tanto para la protección de los ahorros de los brasileños como para la inversión de capital.
Puedes leer el informe completo de la Cepal sobre Brasil en la web de CEPAL:
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