En este artículo, analizamos la viabilidad de la utilización de este mecanismo de pago como una nueva alternativa para hacer uso de la moneda digital en la adquisición de bienes y servicios dentro del territorio venezolano.
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Hace algunas semanas se hizo público el lanzamiento de las nuevas tarjetas de débito de BitPay, con las cuales las personas que posean bitcoins en las cuentas asociadas a éstas pueden hacer pagos por bienes o servicios directamente en dólares. Esta iniciativa no es nueva, dado que algunas empresas como Coinbase, XAPO o Bit-X han estado trabajando en este tipo de productos. Cada vez son más los usuarios de la moneda digital que hacen uso de esta modalidad de pagos, por ser una de las formas más sencillas de hacer compras tanto a nivel nacional como internacional con la moneda digital.
Las tarjetas de débito Bitcoin, al igual que las tradicionalmente manejadas por las instituciones bancarias, están asociadas con una cuenta que posea fondos (en este caso saldos BTC) y funcionan a través de los puntos de venta en los distintos establecimientos comerciales, ya sea físicos o en línea, permitiendo a sus propietarios realizar pagos por productos y servicios. El comerciante al final recibirá el pago correspondiente en la moneda de curso legal de su país. Todo el procesamiento relacionado con el intercambio de los activos Bitcoin por otra divisa bajo sus tasas asociadas se hace a través de las redes de procesadores de pago como Visa o MasterCard.
En caso de que el propietario necesite dinero de curso legal en físico, las tarjetas de débito Bitcoin también le brindan a su portador la posibilidad de intercambiar los saldos asociados a su cuenta por dinero en efectivo a través de los distintos cajeros automáticos de las instituciones bancarias.
De acuerdo con información extraída de las distintas compañías que ofertan este tipo de productos como BitPay, XAPO y SpectroCoin, las tarjetas pueden ser utilizadas en cualquier parte del mundo como si se tratase de una de débito asociada con cualquier banco tradicional sin ningún tipo de problema. Aplican ciertos límites para la realización de pagos, los cuales pueden ser perfectamente aumentados. Las cancelaciones realizadas serán deducidas de los saldos de las cuentas Bitcoin en las carteras de las compañías.
¿Cómo obtener una de estas tarjetas?
Las compañías que ofrecen esta modalidad de servicios lo hacen a través de sus respectivas páginas web. Para ello, las personas interesadas deben hacer la solicitud, para la cual es necesario proporcionar ciertos datos y documentos personales y contar con una cartera Bitcoin auspiciada por la empresa respectiva.
Adicionalmente, los interesados deben cancelar una comisión que puede ser deducida de sus saldos Bitcoin por concepto de la tarjeta física, la cual generalmente es elaborada por otra compañía asociada. Una vez hecha la solicitud y los pagos respectivos, el usuario deberá esperar entre una y dos semanas a que la tarjeta le sea enviada por correo comercial hasta el domicilio de residencia. Posteriormente deberá hacer su activación a través de la página web de la empresa informando que ya ésta ha llegado al destinatario.
Uno de los grandes problemas que plantea la solicitud de estas tarjetas es que los interesados deben estar domiciliados en lugares en los que la compañía opere o tenga alcance. Lamentablemente en el caso de las tarjetas de débito de BitPay, si el solicitante pone como país de residencia Venezuela, la página deja un mensaje en el que se disculpa ya que el servicio no se encuentra disponible para el país y solicita al interesado su correo electrónico para notificarle cuando el mismo esté habilitado para esa nación.
El contexto venezolano y las distintas tasas cambiarias
En Venezuela durante el año 2003 se comenzó a implementar un control cambiario a causa de la fuga de capitales registrada desde el año 1999, motivada a la incertidumbre política que se vivía para aquel entonces y por las constantes presiones del mercado internacional que impulsaban la devaluación de la moneda nacional sin un piso aparente.
Desde el momento en el que se instaura esta medida, los venezolanos para poder adquirir dólares estadounidenses – divisa internacional con la cual se hacen mayoritariamente las importaciones – , han tenido que dirigirse al organismo gubernamental encargado de liquidar las cantidades solicitadas justificando el motivo por el cual estas son necesarias.
Sin embargo, debido al empeoramiento de las condiciones económicas, el control del Estado sobre las divisas extranjeras se ha vuelto mucho más rígido ante la creciente demanda impulsada por la pérdida del poder adquisitivo de la moneda nacional y los escasos niveles de producción de productos básicos. Esta situación ha fortalecido mucho más el mercado paralelo de la venta de dólares, donde aquel que los necesita se ve forzado a pagar muy por encima del valor regulado.
En la actualidad, en el país existen 3 tasas de cambio por cada dólar estadounidense:
- Un valor de 10,4 bolívares (fijo) manejado para la importación de rubros básicos y de primera necesidad. Este es directamente asignado por el gobierno.
- Otro valor de 450 bolívares aproximadamente (va en aumento), manejado por la tasa SIMADI que aplica para la importación de rubros que no son de primera necesidad y para viajes al exterior en el caso del turismo.
- Un precio cercano a 1.050 bolívares (también va aumentando) en el mercado paralelo, el cual es tomado como referencia para la comercialización de una gran cantidad de productos en venta dentro del territorio nacional, como por ejemplo los artículos electrónicos.
Por el elevado y creciente índice inflacionario, la incertidumbre económica que afecta a los ciudadanos y la constante devaluación de la moneda nacional, las personas cada vez buscan con más urgencia divisas extranjeras, ya sea para proteger de alguna manera el escaso poder adquisitivo que aún poseen o para la compra de productos que, debido a la escasez y a la baja producción, ya no se encuentran disponibles en el país o tienen costos muy elevados. Para esto aprovechan servicios como Amazon o eBay.
Es aquí donde Bitcoin se ha traducido en una muy buena alternativa, dadas las propiedades que como moneda posee, pero en especial le acredita mucho más valor el hecho de que el gobierno venezolano no ha podido regular el uso que se le dé, por su naturaleza anónima y exclusivamente personal, en la que cada individuo funge como su propio cajero y las transacciones no tienen que pasar por manos de una institución para ser procesadas.
Por ende, la popularidad de Bitcoin se ha ido incrementado. Esta se ha vuelto una divisa muy atractiva y codiciada entre los conocedores, por lo que cada vez son más las personas que cambian sus bolívares por la moneda digital cuyo valor asociado viene dado principalmente por su costo en dólares estadounidenses, y tiende a fluctuar dependiendo de los márgenes de compra/venta que manejan los distintos mercados internacionales más conocidos. Es conveniente acotar que el precio de la criptomoneda depende directamente de la relación entre el valor que le asigna aquel que la vende y el precio que esté dispuesto a pagar aquel que la desea comprar. Es este estimado el que reflejan los servicios de intercambio, no se trata de un precio que impongan.
¿Qué uso se le puede dar a las tarjetas de débito BTC en Venezuela?
El periodista de la AFP, Mark Burleigh, publicó la semana pasada un trabajo de investigación ampliamente divulgado por medios de noticias digitales venezolanos titulado “Venezuela, el país en el que una hamburguesa cuesta 170 dólares”, en el cual hace una descripción del panorama económico que se vive y cómo éste afecta notablemente la actividad turística dentro del país.
En el artículo, Burleigh narra lo siguiente:
“Una hamburguesa cuesta 1.700 bolívares, el equivalente a 170 dólares al cambio oficial de 10 bolívares por dólar, y una noche de hotel 69.000 bolívares, es decir, 6.900 dólares.
Por supuesto que ningún comerciante pone precios tomando como referencia la tasa oficial, sino la del mercado negro, en el cual un dólar se cambia por 1.000 bolívares”.
Aquí se deja ver claramente que la marcada diferencia que existe entre las distintas tasas de cambio que se manejan en el país genera distorsiones bastante llamativas en el costo de cualquier producto. Justamente es el dólar paralelo el que impulsa este incremento constante en el valor de los distintos bienes y servicios.
No es en vano que el artículo de Burligh introduce al lector con la siguiente frase:
“Si un visitante es tan desafortunado que solo puede pagar con una tarjeta de crédito internacional en Venezuela, los precios le harán pensar que se encuentra en un lugar aún más caro que Tokio o Zúrich”.
De esta manera es como se ve perjudicada la economía de la nación, dado que al ser el turismo una de las principales fuentes por las que el Estado puede captar divisas extranjeras. Muchas personas añaden este elemento como uno más entre muchos otros – la inseguridad, la escasez de productos básicos, fallas en los servicios públicos, etc – por los cuales no visitar el país. Por otro lado, quien aún, pese a todos los motivos citados, decide viajar hacia ese país caribeño y trae dólares en efectivo, saca provecho de la distorsión cambiaria y puede transformar, en el mercado paralelo, una escasa suma en grandes cantidades de bolívares, saliendo así enormemente beneficiado por fuera del sistema.
Al ser tan desfavorecedor el panorama para quien desea hacer uso de sus dólares a través de las redes bancarias internacionales en Venezuela, no es rentable la utilización de las tarjetas de débito Bitcoin para hacer compras físicas en el comercio tradicional, sin embargo, éste no es el único uso que se le puede dar a este producto.
La gran ventaja de la utilización de estas tarjetas es que pueden ser empleadas para comprar en tiendas virtuales productos y servicios cotizados en dólares y euros con saldos Bitcoin. Es decir, es posible hacer uso de las mismas para comprar en páginas como Amazon o eBay de forma directa con saldos BTC.
El procedimiento en cuestión, en teoría, sería similar al empleado cuando se hacen compras con una tarjeta de crédito, solo que estos casos el costo de los productos sería deducido del saldo Bitcoin asociado con la cuenta del comprador, y la transformación de los activos se haría directamente pasando de la moneda digital a dólares estadounidenses, tomando como tasa de cambio el valor en el que se cotice la criptomoneda para ese momento. Una vez pagados los productos, Amazon enviará estos a la dirección física suministrada por el comprador, la cual puede ser el domicilio de algún conocido o una agencia de envíos como Lear o Liberty Express, las cuales traerían los productos a territorio venezolano haciendo el pago correspondiente.
Lamentablemente el único impedimento de momento es que la mayoría de las compañías BTC que ofrecen esta modalidad de tarjetas de débito lamentablemente no hacen envíos a Venezuela. Sin embargo, nada impide que el solicitante añada la dirección del domicilio de algún conocido que pudiese recibir la tarjeta de débito. De esta manera el receptor podría hacerla llegar al destinatario a su país a través de las agencias de envío antes mencionadas, para que este último pueda realizar sus compras a través de Amazon con los bitcoins asociados a su cuenta, la cual podrá seguir controlando y monitoreando a través de la página web y/o aplicación de la empresa que ofrece dicho servicio.
Reflexión final
En conclusión, dada la situación económica y las fuertes necesidades que afrontan los venezolanos por el problema inflacionario, el encarecimiento de los productos y la distorsión entre el costo de los mismos en bolívares en comparación al precio en dólares, pareciera que en este momento particular la mayor ventaja que estas tarjetas de débito ofrecen se encuentra asociada a su uso para la compra de artículos por Internet a través de mercados internacionales como Amazon, eBay, ya sea pagando directamente o comprando Gift cards (tarjetas de regalo) con saldos para compras en estos sitios web. Vale la pena intentarlo.
Articulo original de Diario Bitcoin
Escrito por: Shadowargel
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