Aunque parezca una paradoja que atenta contra la naturaleza de Bitcoin, esta versión física de la criptomoneda tiene doble valor: como moneda y como obra de arte.
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Por la naturaleza electrónica de las monedas digitales, querer tener bitcoins físicos puede parecer un absurdo, pero ese mercado sigue siendo un lugar próspero para coleccionistas y entusiastas.
El propósito de poseer bitcoins físicos varía. Mientras que algunos utilizan las monedas metálicas por su mero valor de mercado, otros quieren poseerlas como una pieza real que representa una parte de la historia de la tecnología.
Hay muchas compañías que hacen este tipo de réplicas de metal de la moneda digital, pero los bitcoins físicos no todos son iguales. Varias empresas, incluyendo el ya difunto Casascius, han participado en la producción de bitcoins físicos durante años, pero Kialara se diferencia de otras bitcoins físicas en que el diseño circular más común es encerrado dentro de una especie de “caja” rectangular de metal parecida a un celular. Destaca Coindesk que ningún otro puede ser más apreciado entre los coleccionistas que las creaciones de Kialara, pues cada estuche es de colección y tiene belleza por sí solo. Pero no solo belleza, pues es un dispositivo que permite almacenar bitcoins y cuenta con sus respectivas claves públicas y privadas.
Para Coindesk, las monedas que vende esta casa son más para estar en una galería de arte que en un escritorio de ordenador. Y tiene razón, basta ver algunas de ellas:
Cada “caja” tiene una reproducción de una obra de arte diferente, firmadas por artistas como Ricky Allman y la promotora de la mentalidad anti-Estado Julia Tourianski. Las obras de ellos también han sido subastadas. Por ejemplo, recientemente se subastó la pieza de Allman llamada “Excavatorelevator 1” y el ganador se la llevó por 1.255 dólares.
La primera serie de Kialaras de Mellenbruch (su creador) fue de 100 piezas iguales, las cuales se agotaron rápidamente. Los demás Kialaras han sido lanzados en grupos de 500 piezas idénticas a un precio de 179 dólares cada una. Hay también una edición limitada de 250 piezas, todas de plata, a 199 dólares.
Muchos de los coleccionistas, más que por el valor de la moneda, la adquieren por la belleza de su ingeniería y diseño. Dijo un comprador:
“Lo curioso es que la elaboración de estas piezas es tan fantástica que su esplendor ha eclipsado su utilidad. Me atrevo a decir que la mayoría de las personas que los adquieren lo hacen, como yo, por su belleza y el arte, y no con el fin de utilizarlos para almacenar Bitcoin”.
Cuando un usuario se financia una Kialara, parte del valor está integrado directamente en la obra, y nadie es capaz de argumentar ese aspecto particular de la composición global de valor. Tiene entonces dos medidas por los cuales se puede incrementar su precio en el mercado: en primer lugar, si sube el precio de la criptomoneda, sube el valor de la moneda física, dependiendo de la cantidad almacenada de bitcoins que tenga; en segundo lugar, también como pieza artística va ganando mayor precio en el mercado del arte.
Asimismo, Kialara se está convirtiendo en un bien en el mercado, independiente de su valor en Bitcoin. Muchas se venden en mucho mayor precio que su valor original. Algunos coleccionistas están adquiriendo una moneda de cada una de las series.
Como el sitio web de Kialara aún está en construcción, los interesados en conocer de primera mano las monedas pueden visitar el blog de su creador Maxfield Mellenbruch: Maxfield me
Fuentes : Coindesk y blog Maxfield.me
Versión de Mita para Diario Bitcoin
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