Por DiarioBitcoin   @diariobitcoin

Ezra Klein del New York Times y Ben Buchanan exasesor IA de la Casa Blanca durante Biden analizan cómo la administración Biden preparó a EE UU para la llegada de la inteligencia artificial general (AGI), mientras el gobierno de Trump enfrenta decisiones clave en un contexto de competencia global.

*** 

  • La AGI, capaz de superar a los humanos en casi cualquier tarea, podría llegar en 2-3 años, según expertos.
  • EE UU busca liderar la carrera tecnológica frente a China, con implicaciones en seguridad y mercados laborales.
  • La transición de Biden a Trump plantea debates sobre seguridad, oportunidades y regulación de la IA.

El 4 de marzo de 2025, Ezra Klein, columnista de The New York Times, publicó una extensa entrevista con Ben Buchanan. Buchanan fue exasesor especial de inteligencia artificial (IA) de la Casa Blanca durante la administración Biden.

En el diálogo, Buchanan reveló que expertos de laboratorios de IA y del gobierno coinciden en un punto clave. La inteligencia artificial general (AGI, por sus siglas en inglés) —sistemas capaces de superar a los humanos en casi cualquier tarea cognitiva— podría estar a solo 2 o 3 años de distancia.

Este pronóstico acorta drásticamente las estimaciones previas de 5 a 15 años. Sitúa el desarrollo de esta tecnología revolucionaria dentro del segundo mandato de Donald Trump, iniciado en enero de 2025.

Klein y Buchanan exploraron cómo el gobierno de EE UU ha intentado prepararse para este cambio. Desde controles de exportación de chips hasta políticas de seguridad, todo ocurre en un contexto de creciente rivalidad con China.

Sin embargo, la conversación también expuso grandes incógnitas que aún persisten. ¿Cómo impactará la AGI en los mercados laborales? ¿Qué significa liderar esta carrera tecnológica en términos de seguridad nacional?

La sociedad enfrenta una pregunta aún más grande. ¿Está realmente lista para un cambio de esta magnitud?

¿Qué es la AGI y por qué importa?

Para quienes no están familiarizados, la AGI es una IA que va más allá de tareas específicas como traducir textos o jugar ajedrez. Puede aprender, razonar y adaptarse a cualquier desafío intelectual humano.

Buchanan, aunque expresó incomodidad con el término, lo describió de forma clara. Se refiere a sistemas con una amplitud y profundidad notables, capaces de reemplazar a humanos en trabajos cognitivamente exigentes.

Esta tecnología promete avances extraordinarios, como acelerar el descubrimiento de medicamentos o mejorar la inteligencia militar. Sin embargo, también plantea riesgos significativos.

Entre esos riesgos está una mayor vulnerabilidad digital. Otro es la posibilidad de que potencias como China la usen para fortalecer regímenes autoritarios.

Buchanan destacó un detalle clave sobre el desarrollo de la AGI. A diferencia de innovaciones pasadas como el internet o los microprocesadores, no está siendo financiada principalmente por el Departamento de Defensa de EE UU. Esto limita el control gubernamental sobre su evolución.

La carrera contra China: chips y seguridad nacional

Un tema central en la entrevista fue la competencia tecnológica con China. Buchanan defendió los controles de exportación de chips avanzados impuestos por la administración Biden desde octubre de 2022.

Esos controles han ayudado a mantener la ventaja de EE UU, según él. Restringen la venta de semiconductores de última generación a China, un país limitado por la falta de acceso a esta tecnología crítica.

El caso de DeepSeek, una empresa china, fue mencionado como ejemplo. En 2024, sorprendió con modelos de IA eficientes como DeepSeek-V3 y DeepSeek-R1.

Aun así, Buchanan minimizó su impacto. Dijo que sus ingenieros, aunque talentosos en optimizar algoritmos con menos recursos, dependen de chips importados —algunos obtenidos legalmente, otros presuntamente por contrabando.

“Deberíamos apretar las tuercas y seguir restringiéndolos”, afirmó Buchanan. Para él, liderar en AGI no es solo una cuestión económica, sino de seguridad nacional.

Imaginó un escenario preocupante. China podría usar IA avanzada para operaciones cibernéticas, analizando grandes volúmenes de datos y superando a EE UU en defensa y ataque digital.

“No quisiera vivir en un mundo donde China tenga esa capacidad y nosotros no”, sentenció. La ventaja tecnológica se vuelve crucial en este contexto.

Impacto en los mercados laborales: ¿oportunidad o amenaza?

La llegada de la AGI también plantea preguntas sobre el empleo. Klein citó ejemplos concretos de su potencial disruptivo.

Herramientas como DeepResearch de OpenAI ya pueden redactar informes analíticos en minutos. Esto compite con equipos humanos que tardan días en hacer lo mismo.

En la industria del software, empresas anticipan un cambio radical. Para fines de 2025, la mayoría del código podría no ser escrito por humanos.

Buchanan admitió no ser economista laboral, pero ofreció una perspectiva. La transición será desigual, afectando primero a ciertos sectores y empresas.

Por ejemplo, el marketing podría ver un aumento abrupto del desempleo entre recién graduados. En cambio, la programación podría beneficiarse de una mayor demanda de software.

“La inteligencia se commoditizará, y lo que destacará será la agencia y la capacidad de actuar”, sugirió. Esto apunta a un futuro donde la iniciativa individual será clave.

Sin embargo, ambos expresaron preocupación por la falta de preparación. Klein criticó la ausencia de ideas concretas para mitigar desplazamientos masivos.

Buchanan coincidió en que las soluciones tradicionales, como la capacitación, no parecen suficientes. Abogó por dar a los trabajadores “un asiento en la mesa” en esta transición.

Seguridad vs. aceleración: el debate político

La entrevista reflejó un cambio cultural entre las administraciones Biden y Trump. Biden priorizó la seguridad de la IA, creando instituciones como el U.S. Artificial Intelligence Safety Institute.

En cambio, figuras del gobierno de Trump, como JD Vance, abogan por la “oportunidad” sobre la cautela. Vance rechazó regulaciones multilaterales en un reciente discurso en París.

Prometió retaliar si Europa perjudica a las empresas estadounidenses de IA. Esto marca una postura más agresiva y aceleracionista.

Buchanan discrepó con la idea de que seguridad y oportunidad sean opuestas. Usó el ejemplo histórico de los ferrocarriles para ilustrarlo.

Estándares de seguridad como frenos de aire y señalización redujeron accidentes. A su vez, impulsaron la adopción masiva de esa tecnología.

Aun así, reconoció que la administración Trump deberá tomar decisiones clave en los próximos dos años. Entre ellas, el manejo de modelos de código abierto y el uso de IA en defensa.

Un futuro incierto pero inevitable

Klein cerró con una reflexión inquietante. Dijo que estamos invocando un “aliado interplanetario” que no comprendemos del todo, en medio de una carrera de poder con China.

Buchanan compartió esa incomodidad. Sin embargo, defendió las acciones de Biden como un intento de ganar tiempo para coordinar y priorizar la seguridad.

Con la AGI a la vuelta de la esquina, EE UU enfrenta un momento decisivo. ¿Podrá equilibrar innovación y protección?

La sociedad se pregunta cómo responder a una tecnología que podría redefinir la economía y la seguridad. Incluso la humanidad misma está en juego.

Por ahora, las respuestas son escasas. Pero el reloj no se detiene.


Imagen original de DiarioBitcoin, creada con inteligencia artificial, de uso libre, licenciada bajo Dominio Público

ADVERTENCIA: Este es un artículo de carácter informativo. DiarioBitcoin es un medio de comunicación, no promociona, respalda ni recomienda ninguna inversión en particular. Vale señalar que las inversiones en criptoactivos no están reguladas en algunos países. Pueden no ser apropiadas para inversores minoristas, pues se podría perder el monto total invertido. Consulte las leyes de su país antes de invertir.