Un nuevo mercado en el último horizonte: el espacio. En él se pueden establecer cadenas de información, de ventas de servicios, comunicaciones, de rastreo y exploración que podrían dar mejores oportunidades a aquellos más distanciados de las zonas urbanas y a los comerciantes que no forman parte de los grandes protagonistas del mercado
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Una economía compartida en el espacio significa propiedad distribuida de bienes espaciales y servicios de datos y comunicaciones que estos producen. En esta economía, los satélites y sus “productos” no sólo serían propiedad de entidades y gobiernos con ánimo de lucro, sino de grupos comunitarios sin fines de lucro, ONGs y particulares, o incluso ser “autogenerados” por los propios activos.
Este nuevo modelo económico podría proporcionar datos de sensores remotos mucho más accesibles, más rápidos y de menor costo, así como comunicaciones universales de banda ancha a bajo costo para áreas previamente desatendidas y máquinas remotas: una infraestructura compartida espacial que conecta las esferas físicas, digitales y biológicas para la cuarta revolución industrial a escala verdaderamente global.
El aumento de la cantidad y variedad de datos de teledetección podría permitir la creación de un “digital twin” inmutable y confiable de la Tierra, una representación virtual del estado, en tiempo real, de la economía global, en un ecosistema accesible y asequible para casi todo el mundo.
Estas capacidades podrían utilizarse para todo, desde el aumento de la eficiencia empresarial hasta la reducción de la contaminación y la delincuencia y el empoderamiento de organizaciones locales y sin fines de lucro para proteger la Tierra o sus comunidades locales con datos en tiempo real sobre condiciones ambientales u otras condiciones.
Además de la protección de los satélites de datos y las transacciones que rigen su creación y uso, la tecnología Blockchain crea el potencial para muchos mercados granulares descentralizados para el alquiler, el préstamo y el intercambio de satélites.
Tal acceso a servicios por satélite (e incluso a tiempos de vigilancia o posiciones orbitales específicos) podría ser “tokenizado” y ofrecido en un mercado global, de nuevo con algunas transacciones potencialmente negociadas por los mismos satélites a través de contratos inteligentes.
Entre los posibles beneficios económicos y sociales se encuentran:
- Mejor seguimiento de las condiciones de tránsito, tiempo y tráfico que pueden retrasar los embarques, permitiendo a los cargadores redirigir las cargas de manera más eficiente y reducir el deterioro de los bienes perecederos.
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Seguimiento, análisis y previsión económicos más precisos, como el rastreo de números de automóviles en los centros de comercio como medio de fomentar la confianza de los consumidores, o la ubicación de los cargantes petroleros y vagones (o emisiones de las fábricas).
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Seguimiento de los niveles de agua, del suelo y de los cultivos, para optimizar el uso de los fertilizantes y los tiempos de siembra y así determinar los mejores tiempos para comprar y vender, los precios a cobrar por los productos agrícolas, etc.
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Alertas en tiempo real de desastres naturales y emergencias humanitarias para coordinar de manera más eficiente los esfuerzos de rescate y ayuda.
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Seguimiento y control de la tala ilegal, pesca, caza furtiva e incendios en bosques.
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Seguimiento y control de la inmigración ilegal.
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Notificación anticipada de las tendencias de producción, demanda o transporte que podrían permitir a los gestores de fondos de cobertura hacer mejores apuestas en los próximos cambios de precios. En una variación hiper-local sobre este tema, los agricultores podrían utilizar datos de sensores de satélite para cubrir los riesgos locales, como el clima, entre los socios comerciales locales.
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Blockchain, combinado con el acceso de banda ancha, con sede en el espacio, podría facilitar la participación de proveedores o máquinas autónomas (remotas en geografía inaccesible y con baja infraestructura bancaria), legales en los mercados globales.
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Seguimiento de datos para una mejor gestión del mantenimiento de la infraestructura.
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El público podría financiar investigaciones científicas para avanzar en la educación. Un caso de uso podría ser el de facilitar el acceso a telescopios en órbita, cuyo tiempo de observación y los datos resultantes estarían disponibles para una amplia gama de investigadores.
Empoderamiento de las comunidades marginadas
En todo el mundo desarrollado, las comunidades que han sido dejadas atrás por la globalización deben resistir fuerte y eficazmente las tendencias económicas, sociales y tecnológicas que pueden socavar la soberanía local, forzar el cambio desde arriba o robarles poder. Es fácil ver cómo las visiones idealistas de una economía compartida en el espacio podrían estimular temores hacia las instituciones multinacionales invisibles, las cuales podrían espiar a las comunidades locales, vender los datos resultantes al mejor postor o utilizarlos para sostener un gobierno o manipular las regulaciones “mundiales” sobre poblaciones inocentes .
Para evitar que tales temores bloqueen los beneficios de un mayor acceso a los servicios basados ??en el espacio, los líderes gubernamentales y empresariales deben tomar en cuenta, de manera sincera, los temores y preocupaciones legítimas de cada parte de la sociedad. También deben identificar, de manera proactiva y agresiva, desarrollar y promover los usos de la economía compartida en el espacio que ayuden a todos, independientemente de dónde viven, su clase social, orientación política o nivel de educación formal.
La reducción masiva en los costos permitirá modelos bottom-up o comunales de conectividad, así como la observación de la Tierra, a partir lo cual estos modelos pueden florecer fuera del control estatal o corporativo. Estos grupos locales pueden llevar a cabo una campaña de “oferta inicial de monedas” (ICO, por sus siglas en inglés) que utilice Blockchain para elevar y administrar los fondos con seguridad y lanzar su propio servicio de satélites. Esto permite, por ejemplo, acceso a Internet de bajo costo y ancho de banda en áreas remotas, lo que podría ayudarles a competir en una economía global, reduciendo la brecha entre ellos y las áreas urbanas de “élite”.
Un acceso más rápido a las tendencias climáticas, de mercado y de precios podría permitir a los agricultores, incluso en zonas remotas, tomar mejores decisiones sobre cuándo plantar, cuándo cosechar y cuándo vender sus productos y a qué precios. Los agricultores en Australia, por ejemplo, deben esperar 24 horas para obtener los mismos datos satelitales que sus homólogos en los EE.UU. Un acceso más rápido a estos datos podría darles más influencia en las negociaciones y aumentar sus márgenes de ganancia.
Los más preocupados por el papel de los gobiernos centrales, como la comunidad libertaria, podrían utilizar la moneda digital Bitcoin o Ether para financiar una constelación de satélites que proporcionen servicios paralelos financieros, de comunicación o de datos para los mercados emergentes y transacciones físicas en el espacio, incluidas futuras colonias espaciales.
Fuente: Bitcoin Magazine
Traducido para DiarioBitcoin por Robert Hazlitt
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